En el corazón verde y brumoso de Chiloé, entre la espesura de los bosques y el susurro de las hojas, habita una figura tan enigmática como emblemática de la isla: el Trauco. Este personaje del folklore chilote, más que una simple leyenda, encarna los miedos, creencias y la rica tradición oral de esta tierra insular.

El Trauco se describe como un ser de baja estatura, aproximadamente 80 centímetros, con una apariencia que roza lo grotesco. No habla, pero su presencia es lo suficientemente elocuente para que los lugareños guarden un respetuoso temor hacia él. Vestido con ropajes hechos de fibras vegetales, como la quilineja, y armado con una pequeña hacha de piedra, el Trauco es un maestro del sigilo y la seducción.

La leyenda cuenta que el Trauco vive en compañía de la Trauca, su pareja, y juntos forman una familia en el corazón del bosque. Es rehén de su fama de seductor, pues se dice que ninguna mujer puede resistirse a su extraño encanto, especialmente las jóvenes que se aventuran solas en el bosque. Con su mirada intensa y un aura de misterio, el Trauco no solo atrae, sino que también paraliza a quienes se cruzan en su camino.

Pero el Trauco no solo se relaciona con el amor y la seducción. Su presencia es también un augurio de maleficios. Se le atribuye la capacidad de infligir enfermedades o malformaciones con solo un roce o una mirada. En la cultura chilota, encontrarse con el Trauco puede significar desde una maldición pasajera hasta un daño irreversible, tanto físico como espiritual.

Protegerse del Trauco es parte de la vida diaria en Chiloé. Desde amuletos hasta rituales específicos, los habitantes de la isla han desarrollado métodos para resguardarse de su influencia. Arrojar un puñado de arena a su paso para que se detenga a contar cada grano es una de las tácticas más pintorescas que reflejan la riqueza del imaginario local.

La figura del Trauco también ofrece una fascinante visión de la forma en que una comunidad maneja los tabúes y las tensiones sociales. En una sociedad profundamente católica y conservadora como la de Chiloé, el Trauco sirve como explicación sobrenatural para los embarazos no deseados o fuera del matrimonio. De esta forma, la leyenda del Trauco no solo entretiene, sino que cumple una función social, explicando lo inexplicable y ofreciendo consuelo y explicación a fenómenos de difícil aceptación.

La leyenda del Trauco es un recordatorio de que la mitología puede ser tan rica y variada como las comunidades que la crean. Al escuchar el viento que susurra entre los árboles de Chiloé, uno puede imaginarse al Trauco observando desde la sombra, eterno y misterioso, una pieza clave del complejo tejido cultural de la isla. Su historia es un hilo más en la gran narrativa de Chiloé, una isla donde cada rincón y cada sombra tienen una historia que contar.